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V. Bandera Caixabank Santander
Bandera de Pasaia 

AFICIÓN A FLOR DE PIEL

El poeta José Hierro, en uno de sus poemas, describía su mar santanderino como una “fina lámina de metal”. El sábado esta imagen poética se prendería de la Santa Olalla de Lubre, que bajo el majestuoso Palacio de la Magdalena, no pudo abstraerse de la sombra gris con la que la cegó el cielo cántabro. La fina lámina se convirtió en un grueso telón de acero para los nuestros, que acabaron la regata en la última posición, la primera de la temporada y pesó como una losa en el ánimo de todos.

Muchos seguidores dudaron, otros afilaron sus agoreros vaticinios, pero la mayoría confía en la mejor generación de remeros de la historia del Club de Remo de Ares; las campanas tocaron a rebato y nuestros fieles seguidores inundaron las redes sociales de mensajes de ánimo y apoyo a nuestra tripulación.

 

La emotiva respuesta de nuestros aficionados estuvo a la altura de la grandeza de nuestros remeros, a los que hicieron saber que nunca remarían solos, que en cada palada sufrirían con ellos y que ante la adversidad, lucharían por ellos y por los bellos ideales que nos han llevado a la élite del remo. ¡Cuánta emoción ¡Qué hermosa muestra de cariño y admiración! ¡A flor de piel!

El domingo amaneció radiante en la escarpada bahía de Pasajes, el mejor escenario posible para que los remeros de Ares desempolvaran sus miedos y aliviasen sus heridas. Y en esta ocasión la Santa Olalla navegó espléndida iluminada por el verdor con que los montes de Pasajes colorean la bahía.

 

Nuestra dotación dio una lección de aplomo, supo sobreponerse a las dificultades y manejó la frustración con una bogada armoniosa, con la cadencia precisa para recuperar los puntos perdidos con Astillero. Décimos en la regata, undécimos en la general.

En un reciente artículo en El País, escribía Toni Nadal: “La certeza es una ilusión escurridiza, pero su hermana la fe es un arma poderosísima”. Tengamos fe en nuestros remeros, se lo merecen.

¡AÚPA ARES! ¡ETERNOS!

José Montero Vilar.

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