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IV Bandeira Concello da Coruña

ÍTACA

Sabemos dónde está nuestra Ítaca.

La última crónica que relató las andanzas del Club de Remo de Ares en la Liga Eusko Label de 2017 la titulamos “VOLVEREMOS”. Pues bien, hemos vuelto. El camino ha sido largo, arduo, extenuante, plagado de dificultades administrativas, deportivas, económicas y pendientes de un maldito virus que nos ha amargado y nos mantiene en vilo y en permanente alerta.

Pero lo cierto es que estamos aquí. Regresamos más sabios, más prudentes, con profundas cicatrices que jamás se borrarán de nuestra piel; hemos tenido que arrancarnos algún arpón del alma donde las heridas supuran perennemente. Han curado y su recuerdo nos fortalece, somos más fuertes, más rocosos. Sabemos dónde está nuestra Ítaca, sabemos a dónde queremos llegar. Sabemos que el camino será largo “colmado de aventuras, de experiencias colmado” y sufriremos, pero siempre mantendremos a nuestra Ítaca en la mente.

Homero habla en la Odisea de los feacios cual si fueran aresanos, ilustres navegantes amantes de manejar los remos. Con ese anhelo en el pecho nuestros remeros se presentaron en A Coruña para disputar la primera jornada de la IV Bandeira Cidade da Coruña. El sorteo nos arrojó en una primera tanda muy exigente junto con Orio, Donostiarra y Ondárroa.

 

El desamparo de una pretemporada atípica teñía de incertidumbre el corazón de los temerosos, era el momento de la firmeza y la osadía. Cabeza fría y nervios de acero.

Nuestra Santa Olalla de Lubre lució en la Playa de Riazor más coqueta que nunca recién acicalada con el color de sus patrocinadores. ¡Cuánta gratitud hacia las empresas que en estos tiempos tan complicados se suben a bordo de nuestra trainera, codo a codo con nuestros remeros! Tras un minuto de silencio por las víctimas del COVID, nuestro patrón asió la estacha. El momento había llegado.

Proa al ancho dorso del Océano Atlántico, custodiados por la Torre de Hécules a estribor y el Millenium a babor, rugieron intrépidas las cuatro traineras.

 

Ares salió impetuosa sin perder de vista a Orio que desde la calle tres enseñó la popa a sus adversarios desde el inicio de la regata. Era importante llegar a la primera Ciaboga con buenas sensaciones, proa a proa con nuestros rivales y así fue; viramos con Ondárroa y la Donostiarra. El largo de vuelta siempre es decisivo en un mar tan movido como el nuestro, las tripulaciones lo sabían y se lanzaron rumbo a Riazor confiando en la destreza de sus patrones.

 

La Santa Olalla volvió como un rayo, la remada de los nuestros se estiró precisa entre las olas marcando un tempo perfecto. Segunda virada, segundos en boya. El tercer largo fue una tortura, siempre lo es, vimos como Ondárroa viraba delante de nosotros y la Donostiarra nos acechaba a solo tres segundos.

 

Nuestro patrón baila encima de la trainera como Fred Astaire lo hacía al lado de Ginger Rogers, las olas son su música, es sereno y paciente, preciso e imperturbable. Ola tras ola, metió a nuestros remeros dentro del barco con maestría y sacó lo mejor de cada uno de ellos de tal manera que fundimos a Ondárroa; veníamos segundos tras Orio y tan solo una ola surfeada de un modo impecable por la Donostiarra nos relegó a un tercer puesto con sabor a victoria. Gran regata, buenas sensaciones mejoradas por el resultado final.

 

Novenos dejando por detrás a Zarauz, Kaiku y Ondárroa y muy cerquita de Lekitarra y Cabo.

Amaneció gris el domingo en A Coruña. Un leve y breve orballo nos recibió tiñendo de un manto de poesía el proceloso Atlántico. El pináculo de la Torre de Hércules asomaba entre la niebla y el mar lucía blanquecino alimentado por la espuma de las anheladas olas nacidas en el piélago. Tanda uno, boya tres escoltados por Zarauz y Ondárroa, Kaiku calle uno.

 

La Santa Olalla de Lubre y la Antiguako Ama navegaron raudas hacia la virada exterior en un duelo semejante al de la jornada anterior. Con una ligera ventaja tocaron boya los ondarrutarras mientras un escalofrío nos atravesaba a los aresanos al ver que nuestra trainera sufría el embate de una ola y dejaba mansa nuestra proa al superar con apuros la baliza. Nuestros remeros sabían que tenían que sufrir hacia dentro de la bahía, iba a ser un largo de vuelta complicado. Zarauz y Kaiku advirtieron nuestros males; en la ACT no hay tregua, un momento de debilidad se convierte en un infierno.

 

Los nuestros supieron sufrir y llegamos a boyas con Ondárroa destacado y con Kaiku ciabogando tres segundos mejor. El duelo estaba servido, teníamos que amarrarnos a la Bizkaitarra, llegar con ellos a la tercera virada y regresar a meta como nunca. Kaiku ciabogó cuatro segundos mejor, la Santa Olalla tronó en su popa, viró con furia y enfiló el último largo soberbia y dispuesta a bramar entre las olas. Y apareció nuestra diáfana remada, nuestros magníficos remeros liderados por Félix, nuestro patrón, encontraron la harmonía adecuada para remontar y surfear cada ola. Kaiku dobló la cerviz y nuestra trainera entró en Riazor con fuego en la mirada y una estela de orgullo en su popa. El cuarto mejor tiempo en el cuarto largo. ¡Espléndido!

Segundos en nuestra tanda, sextos en la clasificación de la jornada, octavos en la suma de los tiempos de ambos días y novenos en la clasificación general con 11 puntos, a uno del séptimo y a seis del undécimo. Inicio de Liga impecable.

Sabemos dónde está nuestra Ítaca.

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